lunes, 25 de febrero de 2008

Palermo, eje de una promoción que falsea la realidad

-Foto CeDOC -

Por motivos comerciales, el "Loco" y los hinchas de Boca pueden festejar el domingo un hecho que no está tan cerca de ocurrir como se dice.

La campaña ya está montada. Todos se preparan a festejar el gran acontecimiento. Especialmente, algunas empresas, que sin dudas harán su agosto gracias a ese gol que, en teoría, permitirá a Martín Palermo igualar a Francisco Varallo como máximo goleador de Boca en torneos oficiales de la era profesional. En ese negocio reside la gran explicación de algo que, lejos de pretender reflejar fielmente una verdad histórica, se trata simplemente de una operación de prensa y marketing que intenta sacar réditos económicos de un modo cuanto menos antojadizo -si no premeditadamente erróneo e injusto- de contar los tantos convertidos por uno y otro goleador. El "error", si es que se trata solamente de eso, consiste básicamente en mezclar sandías con melones, tomando en cuenta tanto aquellos goles que el actual "nueve" boquense convirtió para el club por el campeonato de Primera doméstico como los que hizo por las distintas copas internacionales que disputó. Lo correcto, efectivamente, sería establecer como unidad de medida no cualquier gol "oficial", sino solamente los marcados por el torneo local. Y es que sólo así, sobre la base de una competencia en la que todos los futbolistas de un club pudieron participar con cierta regularidad similar, pueden establecerse comparaciones realmente ecuánimes e imparciales entre los de la época actual y otros del pasado.
Debe tenerse en cuenta que hasta 1960 no existían copas internacionales oficiales como la Libertadores, la Intercontinental o la Sudamericana, por lo que -se lo haga intencionalmente o no- considerar esos certámenes para una estadística que incluya jugadores de todos los tiempos es dar un "hándicap" importante a aquellos que las jugaron.
De esa manera, además, las chances de figurar al tope de los futbolistas dependen no sólo de sus potencialidades, sino de la suerte que hayan tenido de integrar planteles que intervinieron en torneos organizados por la CONMEBOL u otras confederaciones. Es decir, se establece un criterio que desvirtúa totalmente la función comparativa que la estadística debe tener, al no medirse con la misma vara lo hecho por unos y otros.
Ahora bien: si en el caso de Palermo se toman en cuenta no sólo los 149 goles que marcó por el campeonato local, sino además los 30 que obtuvo en la Libertadores y otras copas por el simple hecho de que "también son oficiales", ¿por qué a Varallo no se le consignan, aparte de los 180 que convirtió en el certamen tradicional de Primera, los 14 que conquistó en otros torneos oficiales de su época como la Copa Competencia, la Copa Beccar Varela y la Copa Adrián Escobar, que le permiten sumar un total de 194?
Semanas atrás, una respuesta muy potable hubiera sido "por desconocimiento". Pero hoy, después de las aclaraciones aparecidas en perfil.com y otros medios al respecto, habría que remitirse más a lo dicho al principio de esta nota para entender semejante omisión.
También, por supuesto, están quienes falsean la realidad, diciendo que aquellas copas que jugó Varallo no eran en realidad oficiales porque "no eran importantes". Dos mentiras en una: primero, porque esos torneos sí eran muy importantes y recibían una gran atención por parte de la prensa y el público; segundo, porque, aunque no hubieran sido trascendentes, su oficialidad no puede ser objeto de interpretaciones o de discusión, desde el momento en que se trató de competencias organizados por la AFA o las otras asociaciones que antes de 1934 rigieron el fútbol argentino.
La verdad, en definitiva, es muy simple: Varallo le lleva a Palermo aún 31 goles si se toman en cuenta los que ambos hicieron en el torneo local, y 15 si a ello se le suman los convertidos por uno y otro en copas oficiales. Por más que una línea especial de botines, ediciones extras de revistas y otros productos ya estén en las gateras para conmemorar otra cosa.

domingo, 10 de febrero de 2008

"Lavagna es un viejo impostor"


"Quedó claro quién era. Un viejo impostor, ariete de la corporación política para impedir el ballottage. Me alegra que finalmente se limpie la oposición de impostores. Quedó también claro que el poder, en materia de política y de negocios, es Kirchner, y la presidencia es una vicaría solitaria".
Elisa Carrió -en el diario La Nación-, sobre la alianza de Roberto Lavagna con el ex presidente y los primeros meses de mandato de Cristina Fernández.

martes, 5 de febrero de 2008

Que se vayan todos


Si el fútbol de Argentina fuese un enfermo terminal, parecería que le quieren desenchufar el cable. El dominó viene de hace rato: la prohibición para que los hinchas visitantes vayan a los estadios del tan abandonado ascenso, la reducción en la Primera A, el paquete televisivo con ganancias tan mal distribuidas y la inminente implementación de las entradas personalizadas -que de aplicarse a la ligera resultará un sistema fácil de corromper-. En el país donde todo sube menos los sueldos, ahora se agregó esta increíble decisión de la AFA (léase todos los dirigentes o la mayoría, no sólo Julio Grondona) de aumentar las entradas ex populares en todas las categorías. Es importante recordar que el último incremento había sido reglamentado para pagarle el servicio a la policía y así mejorar los operativos de seguridad en las canchas. . .
Cristiano Ronaldo no jugará en el flamante campeón Lanús, Carlos Tevez no volvió a Boca, Lionel Messi no se mudó a Rosario para jugar en Newell´s y Kaká no será dirigido por Miguel Micó. Pero a partir de este torneo Clausura 2008, la entrada para un partido de Primera División será de 24 pesos, lo que representa una suba de un 71 por ciento. De ahora en más, para ver un encuentro de la B Nacional se deberá abonar 18 pesos (antes costaba 12, lo que significa un 50 por ciento más). ¿Qué pasará con la Primera B? De $10 pasó a $14 (40 por ciento más). En la C, de $6 a $10 (66 por ciento más) y en la D antes costaba $4 y su nuevo valor es de $6 (50 por ciento más caro).
No. No es como usted piensa: en San Lorenzo la policía seguirá colocando esas vallas sobre el acceso visitante para que se tarde una hora en ingresar; cuando suba hacia la tercera bandeja de la Bombonera lo escupirán desde las otras dos; en el interior del país seguirán reprimiendo, en los peajes anteriores a destino, a los hinchas que lleguen desde Buenos Aires; en Avellaneda, Banfield y Argentinos Juniors será notable la falta de control para que los visitantes no sean más del 50 por ciento que permita la tribuna; la reventa estará ante los ojos de todos; lo seguirán reteniendo luego de los 90 minutos –ya no importa si es hincha local o visitante, si no que le pregunten a los de Racing que tuvieron que esperar 20 ó 25 minutos luego de visitar a Huracán en Paternal el torneo pasado- y las plateas para ver al equipo que pelea el campeonato en las últimas fechas estarán casi a la altura de un Super Bowl.
Luego de tantas decisiones premeditadas para alejar al público de los estadios, por intermedio de diferentes medidas insólitas, desde la dirigencia de la AFA se busca que se vayan todos los hinchas de las tribunas y vean los partidos por televisión. Pero los que se tendrían que ir son quienes le hacen tanto mal a este fútbol, tanto daño. Esos que se llenan la boca con sermones que se venderían solos, si realmente fueran alcanzables y no sólo utopías que quedan en la nada. Porque luego clavan el puñal por la espalda en reuniones fantasmas de un día para el otro. Julio Grondona, José Luis Meiszner, José María Aguilar, Pedro Pompilio, todos los miembros del Comité Ejecutivo que hayan aprobado esta última estafa, el Tribunal de Disciplina, Javier Castrilli y demás.
A todos ellos, los hinchas del fútbol argentino les piden que se vayan, que se vayan todos. . .