"El otro día me causó alguna gracia esta idea de que los mayores soberbios del país estaban reclamándole a Cristina su condición de soberbia"(en relación a los porteños). Los respetuosos dichos le corresponden al jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Parece increíble ver cómo a las palabras se las lleva el viento (y con 24 horas de diferencia). Tan sólo ayer, gran parte del discurso de la presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, resaltaba la importancia de la integración. Integración que se pide luego de que se determinara que la misma cama matrimonial tendrá el poder durante cuatro años más. Algunos textuales: “Quiero convocar a los que nos han votado y a los que no lo han hecho. Sin rencores, sin odios, el odio no construye. Queremos tenderles la mano a todos. Es necesario reconstruir el tejido social de los argentinos. Quiero, en esta etapa que se avecina, hacer una convocatoria a toda la sociedad. Convocar, también, a todos los jóvenes a que participen, a que tengan un objetivo de vida. Que no todo se agote en lo que me pasa a mí, sino en lo que le pasa al otro”.
"Le voy a seguir pidiendo a la Ciudad que sea parte de un país, y deje de votar y pensar como una isla", agregó Fernández, en diálogo con Radio América.
Resulta llamativo que estas palabras de Alberto, quien cumple con su deber constitucional de presentarse ante el Congreso en los tiempos y formas que él mismo decide, vayan dirigidas hacia los votantes de uno de los lugares donde la fórmula oficialista resultó ampliamente derrotada.
Entonces, ¿la lectura sería: el que me vota está en lo correcto y el que tiene ideas diferentes, vive en una isla, es un soberbio y está equivocado?
Parece increíble ver cómo a las palabras se las lleva el viento (y con 24 horas de diferencia). Tan sólo ayer, gran parte del discurso de la presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, resaltaba la importancia de la integración. Integración que se pide luego de que se determinara que la misma cama matrimonial tendrá el poder durante cuatro años más. Algunos textuales: “Quiero convocar a los que nos han votado y a los que no lo han hecho. Sin rencores, sin odios, el odio no construye. Queremos tenderles la mano a todos. Es necesario reconstruir el tejido social de los argentinos. Quiero, en esta etapa que se avecina, hacer una convocatoria a toda la sociedad. Convocar, también, a todos los jóvenes a que participen, a que tengan un objetivo de vida. Que no todo se agote en lo que me pasa a mí, sino en lo que le pasa al otro”.
"Le voy a seguir pidiendo a la Ciudad que sea parte de un país, y deje de votar y pensar como una isla", agregó Fernández, en diálogo con Radio América.
Resulta llamativo que estas palabras de Alberto, quien cumple con su deber constitucional de presentarse ante el Congreso en los tiempos y formas que él mismo decide, vayan dirigidas hacia los votantes de uno de los lugares donde la fórmula oficialista resultó ampliamente derrotada.
Entonces, ¿la lectura sería: el que me vota está en lo correcto y el que tiene ideas diferentes, vive en una isla, es un soberbio y está equivocado?
-Opinión-