-Mientras lean el texto, escuchen esta canción (la quise subir sólamente en audio pero no pude). Siempre la relaciono con Cromañón. Pero no dejemos que pongan las flores en soledad. Acompañemos.-
Sueños truncados, vidas robadas. Realidades que duelen y verdades que callan. Vistas gordas agrandan la herida. Herida que no cierra de un día para el otro. Ese cielo busca una respuesta que tiene que llegar desde abajo. A medida que pasa el tiempo el dolor crece, pero de la mano del amor incondicional de ellos: esos caminantes incesantes. Que miran para adelante sin olvidar sus pasos. Que luchan contra esa niebla, formada por la injusticia de la Justicia y la indiferencia de la gente.
Los altibajos anímicos la pelean y forman una única lucha, donde la esencia es el corazón que forman esas 194 almas –más todas las de los sobrevivientes de aquél día y de los padres que no soportaron tanto dolor y se unieron a ellos- desencontradas de este mundo tan inútil, que a 3 años todavía no tiene respuestas para explicar lo que pocos pueden o quieren.
Pero ellos no abandonan. No aflojan y resisten ya que no hay desconcierto más grande que no saber lo que se quiere. El horizonte les marca que tienen que seguir. Por los que no están, por los que sí están, por los que vendrán. Y por el resto, aún ante el abismo de riesgos latentes invisibles para la autoridad y que encandilan a la sociedad por su brillo evidente.
El cielo les abrió sus brazos antes de tiempo pero tienen quienes los representen. ¿Fabricar otra verdad? Imposible. Los que se quedaron saben que las únicas vías que llevarán este tren a la estación serán las que tengan sólo que ver con la idea de batallar contra la falta de decisión.
El arte de provocar. Todos los responsables en libertad, la noticia que reflejaban los medios el 30 de noviembre, que anunciaba que Omar Chabán abandonaría el penal de Marcos Paz días después y que en forma simultánea ponía en primer plano a Aníbal Ibarra mientras asumía un cargo en la misma legislatura que alguna vez lo destituyó. Y sin presentarse a brindar declaración indagatoria por las muertes que lleva en su espalda política. Jamás.
Las flores al sol y una lágrima que cae . . . Pero tienen fuerte el cuerpo. Aunque el corazón no entienda a la verdad, esas madres y padres enormes están y estarán. Hasta que esa verdad, realmente, aparezca. Y el esfuerzo y el deseo por verlos sonreír desde el cielo hará que la razón se haga presente y así calme la angustia por verlos ahí todavía, esperando impacientes, con sed de justicia.
Los altibajos anímicos la pelean y forman una única lucha, donde la esencia es el corazón que forman esas 194 almas –más todas las de los sobrevivientes de aquél día y de los padres que no soportaron tanto dolor y se unieron a ellos- desencontradas de este mundo tan inútil, que a 3 años todavía no tiene respuestas para explicar lo que pocos pueden o quieren.
Pero ellos no abandonan. No aflojan y resisten ya que no hay desconcierto más grande que no saber lo que se quiere. El horizonte les marca que tienen que seguir. Por los que no están, por los que sí están, por los que vendrán. Y por el resto, aún ante el abismo de riesgos latentes invisibles para la autoridad y que encandilan a la sociedad por su brillo evidente.
El cielo les abrió sus brazos antes de tiempo pero tienen quienes los representen. ¿Fabricar otra verdad? Imposible. Los que se quedaron saben que las únicas vías que llevarán este tren a la estación serán las que tengan sólo que ver con la idea de batallar contra la falta de decisión.
El arte de provocar. Todos los responsables en libertad, la noticia que reflejaban los medios el 30 de noviembre, que anunciaba que Omar Chabán abandonaría el penal de Marcos Paz días después y que en forma simultánea ponía en primer plano a Aníbal Ibarra mientras asumía un cargo en la misma legislatura que alguna vez lo destituyó. Y sin presentarse a brindar declaración indagatoria por las muertes que lleva en su espalda política. Jamás.
Las flores al sol y una lágrima que cae . . . Pero tienen fuerte el cuerpo. Aunque el corazón no entienda a la verdad, esas madres y padres enormes están y estarán. Hasta que esa verdad, realmente, aparezca. Y el esfuerzo y el deseo por verlos sonreír desde el cielo hará que la razón se haga presente y así calme la angustia por verlos ahí todavía, esperando impacientes, con sed de justicia.
2 comentarios:
Guido, excelente, muy emotivo, lo escribiste vos?
Más allá de la necesaria justicia, no hay que dejar que el recuerdo de Cromañon desaparezca de la gente y de los medios, como sucede con tantos hechos que van quedando en el olvido (por ejemplo Julio Lopez). Ayer, Aliverti decia en un columna de repaso del 2007 que Julio Lopez habia desaparecido tres veces. Una vez en la dictadura, otra vez en democracia, y ahora desaparecio de la agenda de los medios. Que no ocurra lo mismo con Cromañon, al menos en los blogs!
Saludos, feliz año
Tomas
Mi deseo es que haya justicia con TODOS y cada uno de los culpables.
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