sábado, 29 de marzo de 2008

Todo dividido dos


Más retenciones. Y más división. Un speech que empieza a generar y otro –aún peor y más criticable- que vuelve a separar. O a favor o en contra, esa es la cuestión. A favor del campo o a favor de Videla. Sin grises. Y sin alimentos. Y con cortes de ruta.
¿El periodismo? Según esa voz del palco, el enemigo y culpable de casi todos los males. En la realidad, cacerolas que no suenan ni se ven en pantalla –pero sí en varios barrios de la Ciudad de Buenos Aires-, títulos como “La furia del campo” y preguntas que no ayudan a construir. Sólo a mostrar. A mostrar lo que se quiere mostrar. Y nada más. Cables de noticias que no llegan. Patotas que pegan, insultan, y copan la parada. Para que se vayan de la Plaza esos violentos manifestantes con objetos plateados y contundentes en sus manos. Sangre. Y de nuevo la confrontación. Eso que tanto querían.
Varios apoyaron al campo desde su lugar en la ciudad. Y muchos otros aprovecharon para que su descontento salga a flote. Y que se vea. Que se vea que no están con este Gobierno. Y más bocinazos. Más descontento. Y leche tirada al asfalto de Luján. Mucha regalada por los propios productores en Lincoln. Tomates que llegan podridos al Mercado Central. Y la imagen que duele.
Que se arregle. Por favor. El tan buscado diálogo -ese que apareció sólo en la segunda parte del discurso- ya se empezó a llevar a cabo. Pero ahora se lee que el paro seguirá. Se piden “propuestas reales”. Y si continua, veremos lo mismo. Más comida en el piso. Ruralistas vs. camioneros. Más provocación. Más confrontación. Basta.

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